jueves, 15 de diciembre de 2011

El Enemigo en Casa

¿Cómo puede él odiarnos tanto? Supongo que no somos lo que él quería. Bueno, yo tampoco quise nunca un padre alcohólico.
Cuántas veces lo he oído decir que daría su vida para que yo no muriera. Completa mentira. Daría su muerte, no su vida, porque eso no implica alguna responsabilidad. Que me ama, que soy a quien más quiere, que siempre quiso un hijo… Mentira tras mentira. Cada día que está ebrio siento cómo muero un día antes. Cuántas veces me prometió que no volvería a tomar… Es increíble cuánto cambia cuando se emborracha.
No siento bien al hacer lo que no quiero sólo para llevarle la contraria, pero no hacerlo es aun peor. Pelear con él no arregla nada. Hablar con él, tampoco.  Tratarlo con amor o con odio, el resultado es siempre el mismo. Su único amor es una botella.
Es desgastante la vida con él. En cinco minutos creo haber vivido cinco años en miseria. Aunque tengo sólo veinticuatro, creo haberme vuelto más viejo que él mismo.
Dice que su padre también era alcohólico, ¿qué no aprendió la lección? ¿O acaso es una más de sus mentiras? ¿No recuerda el dolor, el sufrimiento, la tortura de ver a su madre maltratada? ¿No recuerda a su padre hacer el ridículo día tras día, una y otra vez sin cansancio? ¿Y qué hay peor para un niño que ver a su padre derrumbado, vencido por la bebida, golpeado por gente más débil que él físicamente, pero moralmente superior?
Creo que todo lo que nos daña es por salvarse. Los ahogados patean y rasguñan a cualquiera cerca de ellos. Los enterrados vivos gritan, golpean, lloran y maldicen en su desesperación. Yo lo veo ahogarse cada día en una botella de tequila o de cerveza. Y yo… Bueno, creo que yo soy el enterrado vivo. Lo que muchos ignoran es que a veces los ahogados ahogan a otros por salvarse, aunque mueren de todas maneras. Lo oigo drogarse cuando su embriaguez no es suficiente. Supongo que los enfermos terminales también necesitan anestesia. Me cuenta sus historias de logros y triunfos en la vida tratando de hacernos creer que su vida no es tan miserable. Dios, ¿cómo puede alguien mentir tanto? Y en sus logros reales lo he visto fracasar uno tras otro por culpa del alcohol. ¿Por qué cuando no está ebrio, que se supone está en sus cinco sentidos, no se siente tan grande, tan valiente y triunfador? Quizá porque así conoce sus limitaciones.
Dice que también él odiaba a su padre y peleaba contra él. Dios, ¿me iré a convertir en alguien así? Espero que no, pero la vida me está orillando más y más hasta que vagamente me parezco a él. Dios… Lo debo detener.
Convertirme en un alcohólico no sería tan malo si no tuviera a una familia a quién dañar o alguna esposa a quién ofender, pero la esperanza de tener una esposa y formar mi propia familia ya la he perdido por completo.
Pero aun así trato de ver lo positivo de las cosas. Cuando se embriaga e insulta a mi madre, me siento bien mientras él me ofende. Es como si recibiera las balas por ella. Siempre la insulta con su diabetes y su trabajo, igual que un niño enojado… Es sólo que los niños no tienen maldad. Le dice que tiene una amante que lo trata bien y que lo ama, que es más bella y no una gorda diabética. Siempre me echa en cara lo inútil de mis esfuerzos por ayudar en la casa, fingiendo ser el gran proveedor que mantiene una familia y que puede comprarse lo que quiera; nos grita a todos, diciéndonos fracasados sin darse cuenta de que él con su alcoholismo es el gran perdedor, perpetuando su estúpida megalomanía en las frases que ya hemos oído hasta el cansancio: No eres nadie, tú no existes…
Recuerdo que cuando era niño solía decir que yo jamás tomaría, que nunca me emborracharía y que jamás sería como él. Ahora todo ha cambiado. Mi vida ha fracasado, mis estudios se perdieron y la única falla que encuentro en todo esto es él. Buenos cimientos hacen una buena casa, ¿pero qué clase de cimientos se podrían esperar de alguien que no se ama ni a sí mismo? Cada trago ha hecho de nuestros cimientos arena movediza.
No sabe cuánto nos ha dañado a todos, y seguro se pregunta por qué nos alejamos tanto de él, pero decírselo una vez más como muchas otras veces seguro no haría alguna diferencia. Todavía diría que no es su culpa. Otra vez preferiría culpar a todos los demás, siempre aclamando que esta es su casa y que él hace lo que quiere, pero cuando se acepta ser jefe de una familia creo que ciertos defectos se deben dejar ir.
Nunca hizo algo para que lo aceptáramos como un jefe, siempre trató de dominarnos a través del miedo, y hasta cierto punto funcionó; pero crecimos y dejamos de ver el cuerpo del gigante a través de la sombra de un enano. Aun así, tenemos miedo. Cada vez que lo vemos beber el primer vaso deseamos que ese día no tengamos qué odiarlo otra vez. Cada vez que es de noche y todavía no llega, nos acostamos son miedo. Mi madre teme que la insulte, yo temo que me golpee; mis hermanos tienen miedo de ver a mis padres discutir, igual que yo, y ahora que todos somos mayores, tenemos miedo a que yo lo golpee. Un padre jamás debería ser golpeado por su hijo, pero ¿qué hacer cuando el padre se comporta como el hermano fastidioso? El padre debería ser siempre amado y respetado, como Cristo amó siempre a sus padres; ¿pero qué se puede espera de quien no ama al padre absoluto de todos nosotros?
Cuando éramos niños, cada vez que llegaba a la casa, mi madre apagaba todas las luces y nos decía que nos hiciéramos los dormidos; así no los oíamos discutir tanto. Mi hermana y yo rogábamos porque cada sábado no llegara a la casa hasta el día siguiente, ya sobrio.
Una vez nos escapamos de la casa. Mis padres habían discutido en la calle y él nos trató de encerrar a mis hermanos y a mí en la sala. Nos fuimos con mi abuela y varios días después llegó él otra vez. Como siempre, se disculpó y pidió perdón y juró que nunca iba a volver a pasar. Sería risible si no doliera tanto en el alma cada vez que sucede.
Soy el hermano mayor, he soportado todo lo que podía. Nadie en la vida me ha dañado tanto como él. Ahora siento una paz mental, una tranquilidad de espíritu al saber que  jamás volveré a vivir esto. Espero que el nudo no se desate y el cable no se corte para que no pueda zafarme de lo que voy a hacer. Que nadie escuche mis pataleos y que ningún grito logre salir de mi boca. Adiós, padre. Adiós.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Video para “Todo lo que Sangro”

Hace más de un año tuve serias intenciones de suicidarme. Había puesto una fecha: El 21 de diciembre, el solsticio de invierno. De aquí y escuchando la canción de Savatage, All That I Bleed, fue cómo se me ocurrió la historia (de ahí el título homónimo).
El video tiene básicamente tres personajes: La rosa, que es lo que representa al personaje que escribió la carta; la mujer, que es quien encuentra la carta; y la carta, que es el intermediario entre ellos dos y es quien los une, ya que nunca llegan a conocerse.
Incluso el principio y el fin del video tienen un significado: Al principio, cuando la rosa se encuentra aún en el rosal, el video se atenúa de negro a color; y al final, cuando la rosa cae a la nieve, se desvanece a blanco. Igual que la vida del personaje, el video comienza en oscuridad y termina en luz.
El texto que aparece en el video es un resumen del cuento corto con el mismo título; también envié un resumen por correo como cadena y en este blog se encuentra el cuento completo. La idea del video llegó de repente, y aunque las imágenes que he tenido en mi mente sobre la historia son distintas, es lo mejor que pude hacer con recursos limitados.
Aquí abajo el texto del video.
Disfruten.
XOXO

Alguien recibió una carta el otro día. Era una fría mañana de navidad, y ella había salido por la correspondencia. No tenía remitente e, intrigada, la abrió ahí mismo para saber lo que decía.
Decía que para quien la encontrara, el destino la había puesto en sus manos. Justo en ese momento, justo en ese lugar, esa persona estaba destinada a tenerla. No decía quién la escribía, pero sí decía para qué: En un día cercano, él se iba a suicidar.
Al principio ella creyó que era una broma, pero mientras leía, la intriga que tenía se iba convirtiendo en creencia.
Él explicó el vacío en su vida, cómo siempre había usado un disfraz y simplemente un día decidió quitarse la vida. No le dijo a alguien, no le confesó a nadie lo que iba a hacer, pero la emoción estaba oprimiendo su pecho. Así que tomó un trozo de papel y escribió lo que sentía... Cómo la vida lo había tratado mal y todo lo que amaba se había ido en vano... Y metió todo en una carta, sabiendo que quien la encontrara iba a ser quien tuviera qué entenderlo todo. Escribió un nombre y una dirección al azar, y sorprendentemente la carta llegó. La dirección era la misma y parecía que el nombre lo había tomado de una vieja amiga.
Ella quedó conmovida hasta las lágrimas, era tal una visión tan hermosa de la vida... Sólo que en algún momento él se dio por vencido.
Él escribió que al partir sería libre, como las aves del cielo; y volaría por la eternidad... Todo lo que había sufrido,  todo el dolor que había sentido, en ese momento se iba con él.
Ella pensó en ayudarlo. Si podía salir por la televisión pública, quizá él podría verla. Podía publicar en los periódicos un aviso general, pidiéndole que no lo hiciera. Podía buscar su nombre en el directorio telefónico, podría aparecer... Y hablaría con él como si fueran un par de buenos amigos. Las cosas podrían darse... Ella y él serían amigos hasta que por la voluntad de Dios uno de los dos partiera.
Pero también dio un último grito: Si ella se decidía y su fe era mucha, que le convenciera de que valía la pena vivir. Y daba la fecha de su último día en la tierra: El 24 de diciembre, la víspera de navidad.
Detrás del sobre sólo había una palabra escrita: Esperanza.

Todo lo que Sangro

Todo lo que Sangro
Por William O. Nájera

Alguien recibió una carta el otro día. Era una fría mañana de Navidad, la nieve había cubierto el paisaje la noche anterior dejando una bella postal; la familia se encontraba dentro, feliz, celebrando, y ella había salido por la correspondencia. Al verla notó que no tenía remitente e, intrigada, la abrió ahí mismo para saber lo que decía. Decía que para quien la encontrara, el destino la había puesto en sus manos. Justo en ese momento, justo en ese lugar, en ese día y a esa hora exacta, esa persona estaba destinada a tenerla. No decía quién la escribía, pero sí decía para qué. Quien la había escrito había hecho una confesión: Quien leyera tal carta iba a ser la única persona que supiera la razón de su muerte. En un día cercano, él se iba a suicidar.
Al principio ella creyó que era una broma, pero mientras leía, la intriga que tenía se iba convirtiendo en creencia. Él explicó el vacío en su vida, cómo siempre había usado un disfraz del que nadie se había dado cuenta y simplemente un día decidió quitarse la vida. No le dijo a alguien, no le confesó a nadie lo que iba a hacer, pero la emoción estaba oprimiendo su pecho. Era una emoción demasiado grande para quedarse con ella. Así que tomó un trozo de papel y escribió lo que sentía; cómo la vida lo había tratado mal y todo lo que amaba se había ido en vano… Y metió todo en una carta, sabiendo que quien encontrara esa carta iba a ser quien tuviera qué entenderlo todo. Escribió un nombre y una dirección al azar, y sorprendentemente la carta llegó. La dirección era la misma y parecía que el nombre lo había tomado de una vieja amiga.
Ella quedó conmovida hasta las lágrimas, era tal una visión tan hermosa de la vida… Sólo que en algún momento él se dio por vencido. Él escribió que al momento de partir sería libre, como las aves del cielo; y volaría por la eternidad. Todo lo que había sufrido, todas las penas, todo el dolor que había sentido, en ese momento se iba con él.
Ella pensó en ayudarlo. Si podía salir por la televisión pública, quizá él podría verla. Podía publicar en los periódicos un aviso general, pidiéndole que no lo hiciera. Podía buscar su nombre en el directorio telefónico, podría aparecer (aunque él no lo había escrito, ella ya se lo había imaginado); y hablaría con él como si fueran un par de buenos amigos. Las cosas podrían darse… Ella y él serían amigos hasta que por la voluntad de Dios uno de los dos partiera. Aunque no conocía siquiera su nombre, ella realmente se había preocupado por él. No había escrito cuándo iba a partir, sólo decía que antes de comenzar el año nuevo; quizá aún había algo de tiempo. Quizá…
Al final de la carta había un último deseo: Que quien recibiera esa carta jamás se lo contara a alguien. Sería como su pequeño trato, su pequeña complicidad. Era un secreto que él compartiría por siempre con ella, a quien jamás había conocido, pero la eternidad los había unido para siempre. Pidió respeto y exigió que se respetara su última voluntad. Pero también dio un último grito: Si ella se decidía y su fe era mucha, que lo salvara y le convenciera de que valía la pena vivir. Aunque no lo pareciera, él quería vivir. Y daba la fecha de su último día en la tierra para que quien tuviera la carta en sus manos lo buscara. Ese día, al caer la tarde, él dejaría todo atrás. Antes de ese día aún había tiempo suficiente. Ese día había pasado ya: El 24 de diciembre, la víspera de Navidad.
Ella soltó  un par de lágrimas, las dejó caer al suelo pensando que podía haber hecho algo antes, pero también sabía que no era su culpa, el correo había llegado ese día. En su duelo ella trató de culpar a todos: Al servicio postal, a sí misma, a él por haber tomado esa decisión tan absurda... Pero luego recapacitó; todos habían sido víctimas de las circunstancias, no era culpa de nadie.
Así que sólo sonrió pensando en lo que él había escrito: Que sería libre como las aves del cielo. Y guardó la carta en su abrigo; lo que había leído jamás a alguien lo diría, pero ella lo recordaría por siempre. Guardaría en su mente la impresión del amigo a quien había conocido un día después de dejar este mundo, pero que la acompañaría por siempre.
El viento sopló y ella ajustó su abrigo. La carta salió del abrigo y se fue volando con el viento. Ella trató de alcanzarla, pero la carta ya iba muy arriba. No se enfadó con el viento, sólo sonrió. La carta había volado al cielo, igual que su escritor.
Así que sólo limpió las lágrimas de sus ojos para que no notaran que había estado llorando y entró a su casa a pasar el día de Navidad con su esposo y sus hijos. Tuvieron una linda Navidad ese día.
Cerca De ahí, en las ramas de unos árboles viejos, la carta descansaba en paz entre la nieve. Detrás del sobre sólo había una palabra escrita: Esperanza.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Para Angie

Sólo tómame en tus brazos y nunca me dejes ir,
Róbame el alma.
Lévate todo de mí y déjame en los huesos,
Quiero morir sabiendo que me amas.
Dime lo que ves en mí, ¿qué buscas en mi amor?
¿Crees en mí? La confianza es un placer no garantizado.
Podría haber seguido por mi cuenta,
He buscado durante más de mil años;
Soy sólo un cuerpo sin alma que camina entre vivos.
Toca mi réquiem, bájame a la cripta y dime adiós.

No quiero perderte.
Puedo ser a veces un hijo de puta, el más grande de todos.
Soy el único a quién culpar,
Perdido en un juego en el que no puedo ganar.
Sé que te herí y ahora te pido perdón,
No fue mi intención hacerlo.
Las palabras pueden herir más que las armas.
Si sentimos lo mismo el uno por el otro,
Entonces, ¿por qué nos enfrentamos?
No me permitas morir así, como un ángel decapitado por las alas del éxtasis.
Toca mi corazón, déjame sanar tus heridas.
Te prometo que jamás volveré a herirte.
Puedes confiar en mí, chica.
Sabes que lo que digo es cierto.
    ¿No crees que de verdad siento el dolor?

Soledad

Quisiera inmolarme vivo.
La soledad está consumiéndome lentamente,
Carcome mi alma.
El fuego que una vez me impulsó ahora me destruye.
Quiero gritar, pero estoy vacío;
Ni siquiera aire hay dentro de mí.
No puedo evitarlo,
El peso de la carga está doblegándome;
Aunque no quiero, este día caeré.

Una lágrima sale de mis ojos, ¡qué felicidad!
Lo que no pude hacer en toda mi vida lo hago antes de morir.
Siento el abismo en mi corazón,
Está tragándome;
La noche eterna me llama a pertenecer.
Sólo un cadáver sin alma,
Al vacío caigo para jamás salir.

Una vez creí que podría lograr
Hacer lo que quisiera.
Estaba equivocado.
El relámpago de la realidad cayó en mí;
Me destrozó.
Mis huesos quemándose duelen menos
Que mi espíritu inexistente.
El más grande de los idiotas, sin duda;
Fui el más triste de los condenados.

Dios, ¿por qué permitiste que me sucediera?
Fui sólo tu juguete de diversión.
Pero si no,
Entonces ni siquiera un propósito habré tenido.
Veo los cuerpos de las personas muertas
Y quisiera ser uno de ellos,
Pero la muerte me rechaza.
Si alguno quisiera ayudarme,
Le diría que ya es muy tarde.

Tantos días perdidos en confusión,
¿Es ésto lo que he estado esperando?
Ella, el alma que jamás vino a mí.
Ya no puedo soportarlo,
Los espíritus infiltran mi soledad;
Me obligan a pensar en el suicidio.
Algo de miedo recorre mi espina dorsal,
¿Podría una bala que atraviese mi cráneo
Matar a un cuerpo sin vida?
Quizá tengo miedo a fallar.

Un poco de osadía llega a mí,
Tomo la pistola y pongo el cañón en mi boca.
¡Escupo a su mundo, yo me largo de él!
El gatillo se jala lentamente y pruebo la pólvora,
La bala atraviesa mi paladar como un taladro.
En menos tiempo de lo que pensaba estoy muerto.
Consciente en el suelo, pero muerto.
Sin vida, lejos de el universo.

¿Cómo pude ser tan ciego? Debí hacerlo hace mucho,
La agonía habría terminado.
Lo único que hice fue prolongar el dolor.


*Epílogo
Todo fue mentira.
Te hice daño.
Te abandoné.
Te decepcioné.
No fui lo que esperabas.
Ni estuve contigo hasta el fin
O estaré cuando me necesites.
No.
Soy un cobarde.
Me rindo.
Te mentí.

Pensamientos de un Hombre Solitario

No hay mujer para mí,
Dios no creó a mi otra mitad.
Nadie en el mundo está ahí para encontrarme
Y nadie jamás lo estará.

Ninguna mujer fue hecha para que estemos juntos;
De ninguna edad,
De ninguna estatura,
De ninguna clase social,
En ninguna parte del mundo,
En ningún momento en el tiempo,
En ningún lugar en el infinito.
Nadie está ahí para compartir su vida conmigo.

Nadie puede sanar mis heridas.
Nadie está ahí para ayudarme.
Nadie sabe siquiera que existo.

He intentado y fallado,
Nada puedo dar más.

Nadie puede evitar mi caída,
La vida no es justa.

Ningún cálculo matemático puede quitar mi dolor,
Ninguna computadora puede crear a la mujer que me ame;
La ciencia no puede ayudarme,
Ni la vida,
Ni el amor.
El corazón de nadie jamás latirá por mí.
¿A quién debo esperar para amarme?

Nada puede quitarme este sufrimiento,
Excepto una bala en mi cráneo o en mi corazón.

El Amante

No puedo negar lo que soy: Sólo un amante.
Soy en quien piensas cada noche, quien cada noche piensa en ti.
Yo soy quien está en tu mente cada vez que sus labios tocan los tuyos.
Soy quien sientes en tu cuerpo cuando estás sola,
Con quien fantaseas cuando te tocas en soledad;
Quien quisieras que él fuera cuando hacen el amor.
Soy quien te seduce, te enloquece
Y hace vibrar cada parte de ti;
A quien amas en cuerpo y alma,
Quien deseas que estuviera contigo en este momento.
Soy quien daría su vida por ti cada día
Y dejaría todo atrás para dedicarse a ti hoy y para siempre;
Quien mataría, robaría, rogaría y viviría esclavo hasta la muerte
Para poder morir por ti sabiendo que me amas;
Y resucitaría para vivirlo todo de nuevo
Si supiera que estarás otra vez ahí para mí.
Soy tu caballero, tu príncipe, tu protector;
Soy un prisionero encadenado por tu amor.
Estuve ahí cuando llegaste y estaré ahí cuando te vayas.
Te amo, preciosa; quisiera nunca dejarte ir.
Soy todo lo que quisieras que fuera, y todo lo que soy lo soy por ti,
Porque todo lo que soy lo tienes en tus manos.
Esta noche no estaremos juntos, pero estaré pensando en ti,
Mi vaso de licor y yo adoraremos tu nombre.
Te irás con él y fingirás que lo amas
Mientras yo te esperaré aquí con mi alma rota
Tratando de olvidar que no soy él.

Nocturno de Una Mujer Olvidada a su Amante Misterioso

Cada noche vienes a mí; te veo, te siento. Me tocas con tus manos apasionadas y me haces sentir que estoy viva de nuevo. Te llevas mi soledad me dejas siempre el recuerdo de tu visita. Cada noche llegas y me haces el amor.
No creí que te pareciera tan atractiva, pero esta efímera belleza pronto se irá y me dejarás de visitar. Trato de no pensar mucho en ello y de disfrutar cada minuto que estás conmigo. Mis ojos cada vez ven menos, pero aún puedo ver que eres atractivo y me alegra que te hayas fijado en mí.
Debo confesar que la primera vez me sentí con miedo, pero cuando me tocaste me hiciste sentir especial, como nunca antes. Nadie más en el mundo jamás me hallaría, pero tú llegaste a mí como un enviado del cielo. Solía sentirme sola en el mundo, creí que nadie me amaría otra vez, luego tú llegaste como ladrón en la noche y desde entonces mi soledad se ha ido.
No sé si eres un fantasma, un asesino que se oculta o simplemente una noche entraste y te encontraste conmigo, pero cada vez que me tocas haces que mis dudas desaparezcan y te conviertes en mi amante misterioso. Me desnudas y haces que te toque. Pasas tus manos por mis partes íntimas y besas mis labios apasionadamente. Recorres mi piel con tus labios y las puntas de tus dedos y haces que me estremezca con cada caricia tuya; siento tu aliento en todo mi cuerpo y entonces entras en mí y  repetimos el ritual de cada noche hasta que terminas dentro de mi vientre.
A veces me tratas mal, pero eres tierno. Me cuentas de tus problemas y tus secretos, ya que sabes que jamás a alguien los diré. Confías en mí y me haces sentir que valgo para ti. Cuando me acaricias sé que lo haces con cariño, porque yo te amo también.
No sé si l que hacemos está bien o mal, es sólo que me sentía tan afligida antes de que tú llegaras; aislada, sola como nunca antes; y esa noche que irrumpiste y me hiciste el amor por vez primera fue como si te llevaras todos mis miedos y los espantaras para que ya no volvieran a asustarme. Esa noche me enamoré de ti.
Hay momentos tan eróticos que quisiera que nunca terminaran. Me dices cuánto me amas mientras besas mi cuello… Tomas mis manos y abres mis brazos para poder besar mi pecho, mis senos. Logro sentir tu saliva pasar con mi boca, a través de mi garganta mientras me penetras a veces salvaje, otras delicadamente. Me besas francesamente, me tocas con las puntas de tus dedos, me dices cosas lindas al oído… A veces me dices cosas sucias, pero sé que te gusta, así que lo soporto hasta que terminas y eyaculas dentro de mí. A veces siento que me fuerzas, pero lo dejo pasar porque me amas más que a nadie, y más que nadie en el mundo yo te amo a ti.
A veces quisiera que me sacaras para enfrentar al mundo de nuevo, pero el miedo me carcomería y no podría soportarlo, así que mejor me quedo aquí donde me siento segura todo el tiempo. Sé que no le has dicho a alguien lo que haces conmigo, pero es mejor así; nadie más que nosotros lo entendería.
Si pudiera convertirse en realidad un último deseo, quisiera que te quedaras conmigo para siempre. Quisiera que nunca tuvieras qué marcharte, nunca irte; jamás tendría qué dejarte a ti, mi amor verdadero. El destino de los dos está unido para siempre, y tú y yo seremos amantes nocturnos durante esta vida y lo que siga.
Mientras recuerdo lo que hemos pasado juntos, mi mente anhela tenerte conmigo. Mis labios te buscan, mis muslos piden a gritos que los toques, mis senos aún recuerdan la sensación de tus manos apretándolos; todo mi cuerpo anhela tu nombre. Mis músculos están entumecidos hasta que llegues tú a romper el rigor que me atormenta.
Es de noche, pronto vendrás a visitarme. Me siento un poco afligida porque sé que me usas, pero me has dado un poco de calor ahora que siento frío, y has hecho que mis miedos a la oscuridad y a la soledad se marchen. Ya no me siento tan sola dentro de esta oscura cálida tumba.

Ángel de la Salvación

Para Laura…

Ángel de la Salvación,
Protégeme de las iniquidades de los demás.
Déjame ascender y llegar contigo al Paraíso
Para quedarme contigo para siempre;
Ser tus alas, ser tu sol,
Y encontrar nuestro propio paraíso perdido en las penurias;
Un lugar apartado para ti y para mí
Donde ya no hay más sufrimiento, ni dolor,
Donde tú y yo somos amos y señores de nosotros mismos.
Déjame abrazarte y llorar en tu hombro
Y dame tu luz para olvidar mi pesar,
Olvidar lo que fue un amor perdido que no volverá;
Para ver a través de tus ojos el infinito.
Déjame curar tus heridas de las batallas perdidas
Y sana las heridas de mi alma con un beso,
Que tus labios fueron hechos para la ternura;
Que Dios te ha dado potestad para salvarme.
No me permitas escapar, sálvame de la navaja en mi cuello;
Que un estallido no marque mi fin,
Que Dios me ha creado para conocerte
Y la luz de nuestros ojos siempre una será.
No te alejes condenándome a la soledad en el camino,
Que Él me ha hecho sólo para ti;
Que Él nos hizo para que nos salvemos el uno al otro
Y nos complementemos, y nunca nos dejemos ir.
Cada palabra que dices con tu dulce voz divina
Fue hecha para que yo la escuche,
Y mis ruegos sé que los has oído también.
Ayúdame, hermoso ángel,
Déjame habitar en tu alma.
No me abandones, deja sobre mí tu mano protectora;
Cuídame de la furia del Eterno,
Aléjame de sus ojos de tormenta.
Escóndeme bajo tus tristes alas de destino.
Te lo pido, clamor de mi alma,
Ayúdame, por favor.
Déjame pertenecerte para siempre,
No me permitas quedarme solo sin ti.
Quítame este enorme sentimiento de vacío.
Te amo, bello ángel,
Eres mi eternidad,
Eres mi destino
Infinito.

Un día un ángel llegó tocando a mi puerta… Y lo dejé ir.

Oración

Esta noche te pido, Oh, Dios mío, que cuides a la mujer que amo.
Déjame velar por ella para que ningún hombre o espíritu pueda lastimarla.
Cuídala de las tentaciones del demonio,
Aléjala de los malos espíritus.
Que las iniquidades de los demás no la dañen.
Déjame preocuparme por ella para que ella deje de preocuparse por ser dañada.
Quita de ella el miedo, que yo estoy aquí para cuidarla.
Aléjala de las equivocaciones
Y déjala alcanzar la vida eterna.
Que mi camino oscuro la prevenga
Para que jamás sea como yo me he convertido.
Dame la encomienda de ser su guía, su protector, su príncipe bendito.
Déjame ser digno de tu protección, Señor,
Para convertirme en el mejor de los cruzados
Y protegerla aquí en la tierra hasta tu llegada.
Aléjame del orgullo para que ella nunca se entere
De que ruego por ella cada noche aun sabiendo que ella jamás me amará;
Y perdona sus pecados,
Que sé que ella se ha equivocado, pero es la mujer que amo.
Que tu Santa Voluntad se haga sobre mí, Señor,
Y que lo que siento por ella sea para tu Santa Gloria.
Amén.

Oda a Azrael

Estoy buscando entre las cenizas.
“En las cenizas encontrarás tu redención.”-
Escuché que me decía.
Era el ángel de la muerte anunciando su llegada.

Admiré su magnificencia mientras bajaba
Con alas de acero y ojos de fuego.
Me llevó y recibí sus alas en lo infinito,
Alas de Dios.

Navegamos en la trascendencia de la eternidad;
Ángeles nos admiraron alabando el albedrío.
Vagamos a través de millones de universos en un momento inexistente,
Y en todo este contexto infinito nadie existió para mí.

“Levántate, el destino no está escrito para ti.”-
Me dijo Azrael,
Pero en medio de un infinito eterno
Ante él me suicidé.

Adiós a lo infinito,
Hoy me quedo para siempre.
Llévame contigo, soledad eterna,
Nunca fui libre, siempre te pertenecí.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Colapso del Sistema: Parte 1.- La Falla / Parte 2.- El Virus

¿Qué hago? Leer. Leer para aprender. Siempre quise saber qué está mal en el mundo para así poder cambiarlo. Ahora veo lo que está mal en todo esto: Yo. Yo soy la falla en el sistema. Jamás debí haber nacido. Han tratado de corregir la falla, pero ahora veo que sólo yo puedo corregirla. Es hora de dejar este mundo. Debo irme, lo lamento. Conmigo fallan todos ustedes.

No soy una cura, soy un virus. Soy la enfermedad inyectada al condenado a muerte para que su sistema falle y su vida colapse. Soy el átomo que se destruye generando una reacción en cadena. Soy el gatillo, soy el fusible; no soy quien salvaría a la humanidad, soy quien la mataría piadosamente. Siempre quise salvar a alguien. No era mi destino. Ahora veo claro. Fui sólo su falla, la grieta que derrumbaría la pirámide. Hora de dejar de negarme a mi destino.

Mi Voz Tras el Espejo

El vacío hace eco en mi cráneo,
El abismo me llama.
Quiero cruzar los límites de esta vida,
Traspasar el umbral.
Es aquí donde el milagro muere.
No creo en la trascendencia.
Quita de mí la máscara que uso
Para ver al espejo la cara de un extraño.
Golpéame hasta la muerte,
Enreda mi cuello con cadenas y jala hasta romperlo.
Quiero bailar en la oscuridad con el frío maniquí de acero.
Saca mis ojos para verme mientras muero,
Conviérteme en piedra.
Tritura mi corazón congelado como el guante a la fría rosa.
Chupa mi aliento y llévatelo.
Convierte mis lágrimas en cristal
Y hazlas bajas hacia mi interior.
Tomaré la espada y abriré violentamente mi tórax.
Desligado completamente de lo que me rodea
La fría navaja de acero pasa cariñosamente por mi garganta.

Ante la Adversidad

Todos nos equivocamos, no es sorpresa;
Aunque a veces creemos que todo se nos acaba
Por una simple falla que no debió ocurrir
Y nos aislamos del mundo creyendo que el dolor no pasará.

No tengas miedo de equivocarte
O de perder algo que jamás fue tuyo.
Si lo que estaba destinado nunca pudo ser
Es porque el destino aún depara cosas para ti.

No temas enfrentar la vida nueva,
Con un poco de aliento las cosas se pueden dar.
En la adversidad es donde medimos nuestras fuerzas,
Pero al final de todo, las recompensas llegarán.

No es nada fácil vivir en esta vida,
Pero es el precio que debemos pagar.

Sin título

Soy un bastardo,
Una criatura extraña emitiendo aullidos de desesperación.
Sin ojos, amorfo, nonato.
Una burda imitación de lo que debe ser un ser humano.
No tengo padre,
¿Cómo podría una criatura humana engendrar a un semidiós?
Nacido para destruir.
El hijo ilegítimo de Dios acabando con la creación de su padre.
Aislado.
Lleno de ira.
Aire bélico se respira.
Tratan de asesinarme.
Sé que la paz ha caído.
Puedo ver la muerte a la cara.
Blasfemia.
Especies inferiores sublevándose a mí.
El aire fresco congela mis pulmones.
Apunta con el dedo y te arrancaré la médula por ahí.
Negro para siempre.
Soy el siguiente paso en la evolución.
El último eslabón de la cadena alimenticia.
El hedor de la muerte se respira.
Campanas negras resuenan en los tímpanos.
Yo no tuve la culpa.
Fui obligado a hacerlo.
Ustedes me han orillado a asesinarlos.
Bienvenidos a la extinción.
He armado la última pieza en este mundo para derribarlo todo.
Arde.
Me inmolaré para volver al estado primigenio.
Esto es lo que querían.
Esto es lo que tenían en mente.
Respirando herejía.
Razono dentro de este estrecho vacío oscuro y me doy cuenta de ello:
Soy superior.
Yo soy la mejor creación de Dios.

Fin de los Ángeles

Basado ligeramente en la película Miracle Mile.

Me he convertido en la razón de tu existencia.
Soy la fotografía captada por tus ojos, la esencia de tu ser.
Sé que fue el destino quien te puso en mi camino.
Un encuentro inevitable, el fin del mundo vino a mí.
Ha pasado una hora desde que por primera vez te vi.
Víctima de las circunstancias, ya no puedo vivir sin ti.
Supe en ese instante que pasaríamos nuestra vida juntos
Convertidos en un solo infinito, unidos hasta el final.
Nuestras miradas se cruzaron como ángeles salvajes.
El éxtasis nos elevó sobre las alas de nuestra admiración mutua.
En la eternidad y la ternura de un abrazo hicimos un pacto,
Y sellado con un beso nos juramos fidelidad.
Por ti habría destruido todo lo que vemos,
Ahora el todo colapsa sobre nosotros aplastándonos.
Una creación corrupta pisoteada por el creador caprichoso.
Espectadores de nuestra extinción, es hora de irnos.
Veo mi vida pasar frente a mis ojos para no volver,
Los misiles exotérmicos vienen justo hacia nuestras cabezas;
Pero mientras nos fusionamos en la trascendencia del fuego nuclear
En los últimos átomos de nuestro ser dejaré por siempre una impresión:
Te amo, preciosa.